En el segmento anterior consideramos las áreas en las que debemos tener gratitud y contentamiento y determinamos que no son las circunstancias las que determinan estos aspectos en nuestras vidas, sino nuestra posición en Cristo, lo que entendemos del Evangelio hará una notable diferencia. Ahora es tiempo de enfocar las barreras que impiden experimentar contentamiento y lo haremos a la luz del Libro: Calma mi ansioso corazón, de Linda Dilow. Consideremos en esta oportunidad: la avaricia.
Un Famoso filósofo afirmó en
una oportunidad: dale a un hombre todo aquello que quiere, y en ese momento ese
todo, ya no será todo. Y aunque algunos pudieran objetar esta afirmación, la
verdad es que no hay nada más cierto que esto, el ser humano nunca se sacia ni
está conforme con lo que tiene como lo expresa (Proverbios 27:20) “El Seol y el
Abadón nunca se sacian; así los ojos del hombre nunca están satisfechos.”
Webster define la
avaricia como un fuerte deseo de más, especialmente más de lo que es
justo. Proverbios 30:15 dice: La sanguijuela tiene dos hijas que dicen:
!!Dame! !!dame!. Tres cosas hay que nunca se sacian; aun la cuarta nunca dice:
!!Basta!
No es un cuadro hermoso, pero si una descripción acertada de la vida del hombre. Dios odia la avaricia y si Dios la odia, te has detenido alguna vez a considerar este pecado no solo dentro de tu país, de tu ciudad, de tu entorno, en tu hogar y dentro de tu propia vida?...
No es un cuadro hermoso, pero si una descripción acertada de la vida del hombre. Dios odia la avaricia y si Dios la odia, te has detenido alguna vez a considerar este pecado no solo dentro de tu país, de tu ciudad, de tu entorno, en tu hogar y dentro de tu propia vida?...
En su excelente
libro Margin, el Dr. Richard Swenson declaró lo siguiente: a fin de cuentas
había 210 países en el mundo. Cada año
los americanos gastan más en bolsas de residuos que en el producto interno
bruto de 90 de esas naciones, más asombroso aún es que gastan más en comida que
en el producto interno bruto de 200 de esos países. La pregunta es esta: ¿cómo sucede esto?,
¿cómo es que la gente tiene más desecho para tirar que lo que realmente posee?
Una de las razones es la publicidad y el marketing, el objetivo de estos dos elementos
es persuadir a la población que adquiera productos que ellos creen que
necesitan. Amado lector, no sé si se detuvo a considerar esto último, pero la
publicidad y el marketing nos llevan a creer que necesitamos aquello que
realmente no necesitamos, simplemente lo deseamos. Y debo aclarar que no hay
nada de pecaminoso en sentir deseo pues nuestro Dios que es quien nos creo, no
solo como seres racionales sino también emocionales; solo que en el orden de
Dios esas emociones están subordinadas a la razón; así que tener un deseo no es
malo en sí mismo siempre y cuando ese deseo no tome control de nuestras vidas y
nos lleve a pecar.
Pues si en verdad necesitamos algo, los publicistas no deberían trabajar tan duro en convencernos de ello, ni al contrario, tampoco nosotros debiéramos exponernos tanto a la publicidad para que nos convenza de lo que necesitamos, pero ¿qué sucede? los publicistas procuran crear la necesidad y nosotros producimos el descontento. Para los americanos la tragedia más grande es desear algo y no tenerlo, pero ¿no es esto lo que vivimos también en nuestra amada Venezuela?, La avaricia provoca un gran daño porque no solo queremos lo que otros tienen, sino que además de ello nos lleva al endeudamiento, luego produce descontento y finalmente acaba en tragedia, ¡Que triste descripción para un hijo de Dios!
Pues si en verdad necesitamos algo, los publicistas no deberían trabajar tan duro en convencernos de ello, ni al contrario, tampoco nosotros debiéramos exponernos tanto a la publicidad para que nos convenza de lo que necesitamos, pero ¿qué sucede? los publicistas procuran crear la necesidad y nosotros producimos el descontento. Para los americanos la tragedia más grande es desear algo y no tenerlo, pero ¿no es esto lo que vivimos también en nuestra amada Venezuela?, La avaricia provoca un gran daño porque no solo queremos lo que otros tienen, sino que además de ello nos lleva al endeudamiento, luego produce descontento y finalmente acaba en tragedia, ¡Que triste descripción para un hijo de Dios!
Las Escrituras contienen mas referencia acerca
del dinero que acerca de la Salvación, obviamente Dios quiere que sepamos
acerca de las riquezas espirituales y eternas en Cristo Jesús, pero también
desea que consideremos seriamente este tema. Dieciséis de las treinta y nueve
parábolas relatadas por Jesús tiene que ver con este tema. En tal sentido,
¿cuál es la perspectiva de Dios acerca de este tema?, pues deseo dejar en
vuestras mentes tres principios que emanan de las Escrituras avanzar en esta área y glorificar a nuestro Padre que está en los cielos:
1.
Todas las cosas pertenecen a Dios. “Tuya
es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor;
porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo,
oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos. Las riquezas y la gloria
proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder,
y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos. Ahora pues, Dios nuestro,
nosotros alabamos y loamos tu glorioso nombre. Porque ¿quién soy yo, y quién es
mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues
todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos”.( I Crónicas 29:11-14).
¡Wao! Que excepcional texto, de acuerdo a él,
nosotros no poseemos nada, todo lo que creemos nuestro es un simple préstamo de
Dios por pura gracia, y David entiende esto tan bien que declara: de lo
recibido de tu mano, es decir, de lo que ya te pertenece Señor, de todo lo que
emana directamente de ti, eso te damos. Y de seguro algunos pensarán, pero yo
gane este dinero, yo me esforcé en trabajar, yo logré tal o cual cosa. Pero lo
cierto es que todo ha sido por el favor de Dios, El es quien te da la salud
para trabajar, quien te da cada día el hálito de vida para levantarte, quien te
da las habilidades para desenvolverte en tu trabajo, quien te da gracia para
hallar un empleo, quien te sostiene, es más, El es quién te ha colocado en este
país y te ha permitido gozar de los privilegios y bendiciones que hasta ahora
tienes. El es el bendito controlador de
todas las cosas por los siglos de los siglos,
Gloria a su Nombre por ello.
2.
La actitud del corazón. Salmo 62:10… “Si se aumentan las riquezas, no pongáis el
corazón en ellas”. No es Jesús mismo
quien dijo que no debemos hacer tesoros en la tierra? Pues sus palabras no podían
ser más claras, El explica que en la tierra los tesoros de agujerean y el óxido
corroe el metal, los depositados en el cielo jamás se pierden. Pregúntate por
favor ¿dónde está mi tesoro? ¿dónde está mi corazón?, parecen simples estas
preguntas pero dependiendo de tu respuesta sabrás realmente quién eres y para
quién vives. Cómo
clasificas tu vida? Toma un instante ahora mismo y cataloga los aspectos
positivos y negativos que Dios en su voluntad ha puesto en tu vida y anota tu
evaluación al respecto. Ahora con toda sinceridad responde delante del Señor
sobre que lista hablas con más frecuencia: la crisis, la situación país, la
economía, lo mal que te va, entre otros aspectos negativos…o quizá hablas sobre
la gracia de Dios que te alcanzó, lo bueno que ha sido tu Padre celestial
sosteniéndote en medio de las dificultades, sobre su cuidado bondadoso, la
bendición de levantar una generación que sirva a Dios, entre otras bondades. Mateo 6:24: Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará
al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a
las riquezas.
El orden es claro, primero es Dios, después lo
demás, y eso demás incluye, todo lo demás valga la redundancia. No hagas un dios de tu dinero y tus
posesiones, ellas jamás te dirán: nunca te dejaré, pues las posesiones están
para ser usadas no para ser amadas. Tristemente
muchos sirven a las cosas y usan a Dios,
que terrible y monstruosa substitución. Heb 13:5 nos da el enfoque correcto:
sean vuestras costumbres sin avaricia,
contentos con lo que tenéis ahora; porque El dijo: no te dejaré ni te
desampararé. Si notaron lo que dice
el autor de la carta de Hebreos?, contentos con lo que tenéis ahora, no con lo
que tuviste ayer o antes de ayer ni con lo que tendrás mañana o en el futuro,
sino con lo que tienes ahora. Así que si
tienes solo un pedazo de pan para comer, por eso debes estar contento (a) y mostrar
gratitud, de seguro alguien más quisiera tenerlo pero al Padre le ha placido
dártelo a ti, así que está contento con lo que tienes ahora. Que tu oración al
Padre sea como la de Agur en Proverbios 30:8-9: Vanidad y palabra mentirosa
aparta de mí; no me des pobreza ni riquezas; manténme del pan necesario; no sea
que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte,
y blasfeme el nombre de mi Dios.
3.
Corta las cuerdas de la avaricia. Este es uno de los puntos más
difíciles porque implica realizar un escrutinio de nuestro corazón, un autoexamen; así que
en este punto lo primero que debemos es colocarnos bajo la lupa de aquel que conoce bien las intenciones del corazón del hombre, y ese es Dios para rogarle como el Salmista que examine nuestro corazón (salmo
139). Si procuras que el Señor te evalúe
y al mismo tiempo examinas tu vida, podrás cortar las cuerdas de este
pecado. Revisa donde está tu tesoro,
evalúa tu actitud ante las vicisitudes de la vida, usa las riquezas sin amarlas
y aférrate al enfoque de Dios, esto te ayudará.
Pero hay otros aspectos necesarios para el fortalecimiento del contentamiento en tu vida y es la gratitud. Mucho se ha dicho sobre este tema, pero lo que pretendo a todas luces es que te esfuerces consciente y deliberadamente en agradecer a Dios por todo lo que te ha dado, lo poco o lo mucho pero sea lo que sea que te haya dado, es digno de que reciba toda nuestra alabanza. Frecuentemente le decimos a nuestros hijos, no te quejes de esto o aquello, pero nosotros no somos el mejor ejemplo de gratitud, sabemos mas de pedir que de dar; e incluso sabemos mas de pedir que de agradecer. Toma una semana de oración solo para agradecer sin pedir nada, no te quejes, no rezongues, no te alteres ni alterques con Dios por lo que quisieras tener, dale gracias, pues El te ha dado mucho más de lo que mereces…
Finalmente, está alerta y comparte con otros de lo que Dios te ha dado. Puede que no seas rico pero no necesitas esa condición económica para ayudar a otros. Recuerda que el Señor siendo rico se hizo pobre para enriquecernos, 2 Cor 8:9. El punto en este texto es que si permanecemos centrados en nosotros mismos con el enfoque de: dame, yo necesito, nadie piensa en mí, quiero más, entonces nunca estaremos satisfechos y contentos en Dios. Este no fue el pensamiento de nuestro Señor. ¡Oh gracias Dios que no pensaste como nosotros!, te despojaste de toda gloria, dejaste tu trono y te humillaste haciéndote hombre, para morir por viles pecadores. Como hijos amados, ¿no deberíamos imitar este ejemplo?, Te pregunto, ¿a cuántas personas has ayudado en las últimas semanas? ¿Cómo estás usando los recursos que Dios te ha dado?, si tu respuesta es: bueno ahora mismo no puedo ayudar a nadie, así cómo están las cosas en nuestro país ¿qué pregunta es esa? ¿Cómo pretendes que ayude a alguien, no tengo ni para mí?, pues esas respuestas reflejan donde está vuestro tesoro. Aunque te parezca difícil de creer, esta es la mejor oportunidad que el Señor te ha dado para servir y dar, porque más bienaventurado es dar que recibir; pues, en estos tiempos que muchos tienen carencias es cuando más se valora las ayudas, porque en abundancia ¿para qué dar? Todos tienen y hasta suena redundante dar al que tiene; pero cuándo no hay, Dios espera seamos un canal de bendición para otros. Dar de nuestra pobreza o escasez es una gran bendición.
Un contador sumó los porcentajes que sus clientes cristianos destinaban a causas sociales y a las misiones y se alarmó al descubrir que el promedio era de un 3%, los cristianos donaban siete billones de dólares al año es estas causas. Muy seguramente para usted esto resulta una suma gigantesca pero se sorprenderá al conocer que los estadounidenses gastan la misma suma en goma de mascar. ¡Qué triste! que a nuestros ojos el reino de Dios tiene el mismo o menos valor que la goma de mascar; dónde esté nuestro tesoro, allí estará nuestro corazón. Nuestras dádivas no deben ser una válvula de escape de la riqueza, dando el exceso de lo que tenemos cuando lo tenemos. Por el contrario debería ser una llave que drene regularmente nuestro depósito para permitir que los recursos de Dios fluyan a través de nosotros. Así que considera, no solo puedes ayudar aquellos que estén cerca de ti, sino también a los necesitados en general y también contribuir en la expansión del reino de Dios. La mejor defensa contra las trampas del enemigo de nuestras almas es vivir nuestro presente a luz de la eternidad, vivamos con los ojos puestos en lo indestructible, en lo que no perece, en lo inconmovible…
¡Oh que nuestros corazones se vuelvan al Dios eterno!
Pero hay otros aspectos necesarios para el fortalecimiento del contentamiento en tu vida y es la gratitud. Mucho se ha dicho sobre este tema, pero lo que pretendo a todas luces es que te esfuerces consciente y deliberadamente en agradecer a Dios por todo lo que te ha dado, lo poco o lo mucho pero sea lo que sea que te haya dado, es digno de que reciba toda nuestra alabanza. Frecuentemente le decimos a nuestros hijos, no te quejes de esto o aquello, pero nosotros no somos el mejor ejemplo de gratitud, sabemos mas de pedir que de dar; e incluso sabemos mas de pedir que de agradecer. Toma una semana de oración solo para agradecer sin pedir nada, no te quejes, no rezongues, no te alteres ni alterques con Dios por lo que quisieras tener, dale gracias, pues El te ha dado mucho más de lo que mereces…
Finalmente, está alerta y comparte con otros de lo que Dios te ha dado. Puede que no seas rico pero no necesitas esa condición económica para ayudar a otros. Recuerda que el Señor siendo rico se hizo pobre para enriquecernos, 2 Cor 8:9. El punto en este texto es que si permanecemos centrados en nosotros mismos con el enfoque de: dame, yo necesito, nadie piensa en mí, quiero más, entonces nunca estaremos satisfechos y contentos en Dios. Este no fue el pensamiento de nuestro Señor. ¡Oh gracias Dios que no pensaste como nosotros!, te despojaste de toda gloria, dejaste tu trono y te humillaste haciéndote hombre, para morir por viles pecadores. Como hijos amados, ¿no deberíamos imitar este ejemplo?, Te pregunto, ¿a cuántas personas has ayudado en las últimas semanas? ¿Cómo estás usando los recursos que Dios te ha dado?, si tu respuesta es: bueno ahora mismo no puedo ayudar a nadie, así cómo están las cosas en nuestro país ¿qué pregunta es esa? ¿Cómo pretendes que ayude a alguien, no tengo ni para mí?, pues esas respuestas reflejan donde está vuestro tesoro. Aunque te parezca difícil de creer, esta es la mejor oportunidad que el Señor te ha dado para servir y dar, porque más bienaventurado es dar que recibir; pues, en estos tiempos que muchos tienen carencias es cuando más se valora las ayudas, porque en abundancia ¿para qué dar? Todos tienen y hasta suena redundante dar al que tiene; pero cuándo no hay, Dios espera seamos un canal de bendición para otros. Dar de nuestra pobreza o escasez es una gran bendición.
Un contador sumó los porcentajes que sus clientes cristianos destinaban a causas sociales y a las misiones y se alarmó al descubrir que el promedio era de un 3%, los cristianos donaban siete billones de dólares al año es estas causas. Muy seguramente para usted esto resulta una suma gigantesca pero se sorprenderá al conocer que los estadounidenses gastan la misma suma en goma de mascar. ¡Qué triste! que a nuestros ojos el reino de Dios tiene el mismo o menos valor que la goma de mascar; dónde esté nuestro tesoro, allí estará nuestro corazón. Nuestras dádivas no deben ser una válvula de escape de la riqueza, dando el exceso de lo que tenemos cuando lo tenemos. Por el contrario debería ser una llave que drene regularmente nuestro depósito para permitir que los recursos de Dios fluyan a través de nosotros. Así que considera, no solo puedes ayudar aquellos que estén cerca de ti, sino también a los necesitados en general y también contribuir en la expansión del reino de Dios. La mejor defensa contra las trampas del enemigo de nuestras almas es vivir nuestro presente a luz de la eternidad, vivamos con los ojos puestos en lo indestructible, en lo que no perece, en lo inconmovible…
¡Oh que nuestros corazones se vuelvan al Dios eterno!