Una cita para pensar…
“La enseñanza de Jesús atraía a los irreligiosos y ofendía a los que creían en lo que decía la Biblia, la gente religiosa de su época. Sin embargo, en general, nuestras iglesias no tienen ese efecto. El tipo de gente a la que Jesús atraía no es la misma a la que atraen las iglesias contemporáneas, ni siquiera las más experimentales.
Solemos atraer a gente conservadora, bien vestida, moralista. Los corrompidos y libertinos o los arruinados y marginales evitan la iglesia. Eso sólo puede significar una cosa. Si la predicación de nuestros ministros y la práctica de nuestros miembros no tienen el mismo efecto en la gente que tenía Jesús, entonces es que no debemos estar predicando el mismo mensaje que él predicó”.
Tim Keller en The Prodigal God (pg.15-16).
Ahora esto lo añado yo: No creo que Tim Keller esté diciendo aquí que si atraemos a nuestras iglesias personas moralistas y decentes algo tiene que andar mal con nuestro ministerio. Cristo también atrajo hombres como Natanael (a quien el Señor describe como un verdadero israelita, en quien no hay engaño), Nicodemo, José de Arimatea; pero si tales personas no se perciben a sí mismas como pecadoras y perdidas, sino que se sienten a gusto con nuestros sermones, es obvio que algo no está caminando bien.
Lo primero que el Espíritu Santo produce en un pecador para salvarlo es convicción de su pecado. Luego viene la convicción del perdón. Esa es la dulce melodía que atrae a los publicanos y a las rameras: Que hay salvación en Cristo para todo aquel que se arrepiente y cree.
“La enseñanza de Jesús atraía a los irreligiosos y ofendía a los que creían en lo que decía la Biblia, la gente religiosa de su época. Sin embargo, en general, nuestras iglesias no tienen ese efecto. El tipo de gente a la que Jesús atraía no es la misma a la que atraen las iglesias contemporáneas, ni siquiera las más experimentales.
Solemos atraer a gente conservadora, bien vestida, moralista. Los corrompidos y libertinos o los arruinados y marginales evitan la iglesia. Eso sólo puede significar una cosa. Si la predicación de nuestros ministros y la práctica de nuestros miembros no tienen el mismo efecto en la gente que tenía Jesús, entonces es que no debemos estar predicando el mismo mensaje que él predicó”.
Tim Keller en The Prodigal God (pg.15-16).
Ahora esto lo añado yo: No creo que Tim Keller esté diciendo aquí que si atraemos a nuestras iglesias personas moralistas y decentes algo tiene que andar mal con nuestro ministerio. Cristo también atrajo hombres como Natanael (a quien el Señor describe como un verdadero israelita, en quien no hay engaño), Nicodemo, José de Arimatea; pero si tales personas no se perciben a sí mismas como pecadoras y perdidas, sino que se sienten a gusto con nuestros sermones, es obvio que algo no está caminando bien.
Lo primero que el Espíritu Santo produce en un pecador para salvarlo es convicción de su pecado. Luego viene la convicción del perdón. Esa es la dulce melodía que atrae a los publicanos y a las rameras: Que hay salvación en Cristo para todo aquel que se arrepiente y cree.
Tomado del Blog //todopensamientocautivo.blogspot.com
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