Staff writer of The Christian Science Monitor / March 27, 2010
(Adaptado al español por Alexander León peniel12@msn.com )
La nieve cae con resolución en una mañana de Sábado en Washington, pero el sótano de una iglesia cerca de la Capital de los Estados Unidos está repleto. Alrededor de 200 mujeres miembros tienen otro tanto de invitadas para té, galletas, conversación y evangelismo al estilo del siglo 16.
Lo que los nuevos visitantes de la Iglesia Bautista Capitol Hill (CHBC, por sus siglas en inglés) escuchan, difícilmente se puede calificar como “Cristianismo para tontos”. Tampoco se trata de la versión cosmética de los que proclamaron ser “nacidos de nuevo” hace algunas décadas. En lugar de esto, podemos encontrar testimonios como el de la joven Kasey Gurley, que describe su desobediencia y sufrienciento en términos del Antiguo Testamento: “Yo adoraba mi propia comodidad, mi concepto de mí misma”, confiesa: “Como el idólatra pueblo de Judá, merecemos la plena ira de Dios”, advierte a las asistentes, “Nunca estaremos seguras si confiamos en nuestras buenas intenciones”, pero agrega “Cristo murió por nosotros” La oración que hace al final es tanto franca como trascendente “Nuestro consuelo en el sufrimiento es este: que por medio de Cristo nos provees vida eterna”. Hay un silencio tal, que podrías escuchar una hojuela de avena si la quiebras.
El Calvinismo en la Iglesia Bautista de Capitol Hill.
Bienvenidos al austero mensaje del Calvinismo, que muchos están abrazando. Hace cinco siglos, las enseñanzas de Juan Calvino reconcibieron el Cristianismo, las ideas del capitalismo, la democracia y la libertad religiosa, nutrieron los valores Puritanos que luego dieron el carácter a América.
Hoy en día, su teología está resurgiendo de forma sorpresiva, confrontando a un evangelio de prosperidad centrado en el hombre, el cual ha sido abrazado por el evangelicalismo moderno con un mensjae que se sumerge en las Escrituras y se centra en Dios. En una era de materialismo y religiones hechas a la medida, las doctrinas inmaleables del Calvinismo y de su concepto de Dios como todopoderoso, quien decide todas las cosas, está ganando terreno sobre muchos Cristianos – especialemente los jóvenes.
Veinteañeros seguidores del Calvinismo, o teología Reformada se pueden encontrar entre los Presbiterianos, Anglicanos y evangélicos independientes. En la Convesión Bautista del Sur, la más grande denominación protestante del país, por lo menos un 10 por ciento de los pastores se identifican como Calvinistas, mientras que más de un tercio de los Seminaristas que se están graduando recientemente también lo son.
El nuevo Calvinismo atrae a legiones de creyentes a los sermones de predicadores como John Piper de la Iglesia Bautista Bethlehem en Minneápolis. Aquí en Capitol Hill Baptits Church, las bancas y los salones del sótano se llenan cada Domingo, mayormente de profesionales jóvenes. Desde que el pastor principal Mark Dever trajo la predicación Calvinista aquí hace 16 años, la iglesia se ha multiplicado 7 veces de lo que era.
Pero el mayor impacto de este movimiento no está en las bancas, más bien en los círculos de publicaciones y en los Blog Cristianos, en las escuelas de teología y en las conferencias como “Juntos por el Evangelio” (Together for the Gospel), donde las “estrellas del rock” de la Teología Reformada exploran sus tópicos como “El pecador ni es capaz ni tiene el deseo: La doctrina de la absoluta inhabilidad”.
“Es claro que hay un resurgimiento del Calvinismo”, dice Steven Lemke, profesor en el Seminario Teológico Bautista de New Orleans.
Este interés renovado llega en un punto crucial del acontecer religioso americano. Después de revisar una encuesta que muestra una declinación muy marcada en el número de personas que se identifican como Cristianos, el periódico Newsweek declaró que “podríamos estar siendo testigos del fin de la Amércia Cristiana”
En cierto modo, Newsweek podría haber hecho una declaración impropia. Cinco siglos después de que Martín Lutero confrontara a la Iglesia Católica Romana, algunos observadores no solamente ven una América post-cristiana, sino una desarticulación de la Reforma Protestante en sí misma. Esta alarma está basada en estadísticas que muestran lo débiles que son los Cristianos en cuanto a sus creencias.
Pero ahora vienen los Calvinistas con su retorno a doctrinas inviolables y su discurso sobre la condenación – en esencia, es el retorno de los Puritanos, a excepción de sus vestimentas y pelucas. ¿Es esto solo un momento de nostalgia o será el comienzo de una revolución más profunda contra el enfoque evangélico moderno que proclama “Jesús es nuestro amigo”? En otras palabras ¿Hacia dónde se dirige el Cristianismo?
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Cuando las personas hoy en día escuchan el nombre de Juan Calvino, piensan sobre todo en la predestinación – la idea controversial de que Dios pre-ordenó todas las cosas que sucederían, incluyendo quiénse serían salvos y quiénes no.
Lo que la gente olvida es que este teólogo francés del siglo 16 transformó el pensamiento occidental tanto por lo que eneseñó como por la forma en que lo enseñó. Su libro de 700 páginas “La Institución de la Religión Cristiana”, se volvió en el manual de referencia para la fe Protestante. Y su detallado y estilo de predicación expositiva, vino a ser un ejemplo para varias generación de clérigos, él pasó cinco años exponiendo el libro de los Hechos, versículo por versículo.
Sus detractores, (y tiene muchos), ven a Calvino como un teócrata que castigaba a los herejes (incluyendo el famos caso del que fue llevado a la hoguera) y que moldeó la ciudad de Ginebra, donde predicó, según un modelo de su ideología fatalista.
Pero sus seguidores lo ven como un hombre que recobró el Cristianismo centrado en Dios, sentó bases para la libertad religiosa y animó a incontables creyentes a leer la Biblia por sí mismos.
Gerlad Bray, un profesor de la Escuela de Divinidad en Brmingham admite: “Nos guste o no, él es una de las grandes mentes que dieron forma al mundo moderno”, “ideas de democracia, mercado abierto, capitalismo, igualdad de oportunides, se generaron en Ginebra y se pusieron en práctica según las posibilidades de aquella época”.
La influencia de Calvino en la fundación de los Estados Unidos es innegable. El patriotismo de la nación, la ética del trabajo, el sentido de igualdad, la moral pública y aún elementos de democracia, brotaron como parte del pensamiento Puritano en Nueva Inglaterra. Cuando el predicador calvinista Jonathan Edwards dijo a los feligreses en 1741 que ellos estaban como pendiendo de una tela de araña sobre el abismo del infierno, solo por la gracia de la mano del Dios al que habían ofendido, no estaba abrazando ningún credo herético sino que usaba el vocabulario básico de la fe Americana. No fue sino hasta el siglo 19 que las doctrinas Calvinistas llegaron a ser opacadas.
Por simple lógica, el sistema Calvinista no podría ser popular en nuestros días. La gran mayoría de Cristianos predican una teología de comodidad Home Depot: “Puedes hacerlo tú mismo, podemos ayudarte”. Esto se nota en títulos populares como “Tu mejor vida ahora: 7 pasos para vivir tu potencial completo” de Joel Osteen. Este mensaje de auto realización a través del compromiso Cristiano atrae a multitudes haciendo que las iglesias grandes se conviertan en mega iglesias.
Al mismo tiempo, esa forma estricta en que los Calvinistas pretenden seguir la Biblia, difícilmente resuena como alguna vez lo hizo en la sociedad Americana. El Grupo Barna, una firma de investigación asentada en California, realizó una ecuesta recientemente para medir cuántos adultos en los Estados Unidos mantienen una “cosmovisión bíblica” – por ejemplo, afirmar que la Biblia es completamente confiable, que una persona no puede ganar su entrada al Cielo simplmente por ser buena, que Dios es el creador todopoderoso del universo.
El resultado: una aguja delgada del 9%, entre los jóvenes de 18 a 23 años. Esto incluso entre los llamados “cristianos nacidos de nuevo”, entre los cuales llegó a un 19%.
En un reporte separado, Barna encontró que entre los llamados cristianos “nacidos de nuevo”, más de 6 de cada 10 dicen que ellos adaptan su fe, y que no siguen la teología de ninguna iglesia. “Los estadounidenses se sienten bien tomando y escogiendo los puntos de vista teológicos que les parecen convenientes y útiles, dejando el resto de las enseñanzas de la Biblia”, según afirma el reporte.
A groso modo, la implicación es esta: “las Sagradas Escrituras ya no constituyen el ancla de la espiritualidad americana”.
Por supuesto, esta era la advertencia Católico Romana a los primeros reformades hace cinco siglos: Si se separan de la iglesia, la ortodoxia perderá el rumbo. Al enfatizar la sana doctrina y el llano Evangelio, los Nuevos Calvinistas pretenden restaurar lo que ellos consideran la estabilidad de la fe Protestante.
De hecho, la Iglesia Bautista de Capitol Hill tiene una organización hermana llamada “9Marks”, que lucha por promover la “fidelidad bíblica” en iglesias de diferentes denominaciones.
Mark Dever afirma: “Muchas personas creen que la religión es algo que puedes armar de ideas que piensas que son gratas a tu personalidad o que encuentras beneficiosas, no es así, es una realidad objetiva. Es lo que es”
Más ampliamente, el avivamiento Calvinista refleja un esfuerzo por reafirmar el fundamento de la fe misma. La enseñanza de que el hombre necesita una mejoría se puede encontrar tanto en iglesias evangélicas conservadoras como en los grupos liberales de la Nueva Era. Esto no es así en el Calvinismo: el énfasis está en la gloria de Dios. Y la gravedad de Su voluntad es inmensa: Puede ser negada, pero no desafiada.
Una joven miembro de esta iglesia bautista en Capitol Hill, oriunda de Carolina del Sur nos dijo: “O Dios lo sabe todo, o bien, Él no sabe nada”.
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El Domingo, mientras se filtra la luz de un cuarto piso, los estudiantes se acomodan en sus asientos, para escuchar una ponencia sobre la expiación substitutoria. El profesor hace una pregunta difícil, pero una mano se levanta, ansiosa de responder con el versículo aprendido de memoria de I Pedro 3:18: “Cristo murió por los pecados, una vez por todas, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios”.
Los estudiosos y seminaristas llaman a esto: Teología Sistemática, estos estudiantes principiantes en la CHBC lo llaman: la Escuela Dominical.
Sus padres están abajo, en seminarios, oraciones y en un sermón saturado de la Biblia que suman en total unas cinco horas de adoración durante el día. Justo antes del mediodía, los adultos toman notas mientras escuchan un sermón de una hora sobre II Samuel 5-9. Estos capítulos cubren el reinado glorioso de David sobre Israel, pero Dever no salta los versículos difíciles, como cuando Dios mata a Uza por tratar de tocar el arca del Pacto, más bien pregunta:
“Amigos, ¿hemos pecado como Uza?”
Tales cuestionamientos tienen la intención de punzar los corazones de los oyentes. Pero luego de las preguntas duras sigue haciendo comentarios: “Ustedes y yo no deberíamos respirar en este día si no lo estamos haciendo para la gloria de Dios”.
Este patron que consiste en convencer a los feligreses de su pecado y luego mostrarles la salida espiritual – tiene un efecto que cautiva la atención de la audiencia. Después del servicio, los feligreses se quedan compartiendo por una hora, se abrazan y comparten conversando. Un empleado de gobierno de nombre Dan Wenger nos dijo: “He llegado a creer y entender que Dios no se trata fundamentalmente de mi persona, Él es mucho más grande que eso, la enseñanza en esta iglesia me ha ayudado a ver la Biblia en el contexto completo de la historia, no solo las partes que me hacen sentir bien”.
El pastor Dever reconoce que la gente podría preguntar: “¿Por qué habría Dios de crear a alguien que va a ir al infierno?”. Su respuesta captura la esencia del Nuevo Calvinismo. “Yo no se eso”, confiesa: “Yo no inventé esto, solo estoy tratando de decirte lo que creo que es la verdad, no lo que a mí me gusta”.
La membresía en CHBC no es para los santos raquíticos. Se requiere haber tomado clases de teología y de historia cristiana antes de ser admitido. En la celebración mensual de la Cena del Señor, los miembros recitan de pie un juramento que los une mutuamente.
Además del culto dominical y del estudio bíblico en la noche de miércoles, pasan horas cada semana en pequeños grupos de estudio o en sesiones de discipulado “uno a uno”. Tales sesiones son una oportunidad para confesión, impartir ánimo, orar, y según dicen, constituyen la característica más gratificante y el mayor reto de la vida de esta iglesia.
Claudia Anderson, una editora de revista dice: “El compañerismo cristiano es mucho más que pasar un buen rato con los amigos, incluye intimidad espiritual, aprendizaje, consejería, y muestras genuinas de afecto”
Lo mismo dice Christopher Brown, un abogado: “Vine por la teología pero me quedé por el compañerismo” y añade: “Como americanos, somos muy individualistas, pero el Nuevo Testamento nos reprende: “no fuimos salvados para ser llaneros solitarios”
Los jóvenes usuarios de Blackberryes de este milenio que adoran aquí, son aficionados a los retos en la enseñanza, “predicaciones para doctores en filosofía”, como dicen por ahí. Pregúntales cuáles libros están leyendo y no mencionarán: “La cicha con el tatuaje dragón”. Mencionarán muchos nombres de predicadores de la era Puritana del siglo 17, como otros amontonan tarjetas de baseball.
Colling Hansen, autor del libro “Young, Restless, Reformed”, afirma que la resurgencia del Calvinismo indica que los Estados Unidos no han cambiado tanto como algunos podrían suponer. Su libro relata el peregrinaje de un periodista junto a los Nuevos Calvinistas. Hansen afirma que aunque el Cristianismo americano tomó miles de direcciones desde que los Puritanos se asentaron en Nueva Inglaterra, el Dios que ellos adoraron – que según la Biblia es soberano en todas las cosas, y misericordioso para con los pecadores por medio del sacrificio de Jesucristo – aún cautiva a los creyentes de hoy”
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Lo que cautiva a los de afuera, sin embargo, es que los Nuevos Calvinistas están restaurando la doctrina de la predestinación – Dios escoje a quiénes va a salvar – en una tierra que hace tiempo abrazó el concpeto de que en la salvación Dios no dejó a ninguno por fuera. Llevado a su conclusión lógica, la predestinación afirma que Dios siempre ha regulado todas las cosas, incluso el mal.
Esta creencia molesta a muchos Cristianos. ¿Pre-ordenó Dios el 9/11? ¿El Holocausto? Pregunta el Profesor Lemke, pastor bautista, crítico del Calvinismo, aunque no de todos sus puntos.
En el 2008, la Convención Bautista del Sur realicó la conferencia Juan 3.16 para exponer en balance los postulados del Calvinismo, incluyendo la predestinación.
Lo que los críticos ven como una doctrina fatalista, sin embargo, Calvino lo veía como buenas nuevas: Que los propósitos de Dios se cumplirán a pesar de los caminos pecaminosos del hombre.
El profesor Bray nos dice: “Para él, la predestinación era una creencia liberadora porque dice que Dios puede escoger a cualquiera, aunque sea humilde, y usarlo para frustrar a los grandes hombres de este mundo. Hace que el cambio real sea posible y pone a personas ordinarias como tú y como yo en la posición de poder ver cuando esto ocurre. ¿No son estas buenas noticias?”
Muchos seguidores concuerdan, añadiendo que el Calvinismo no es fatalismo: Eres respnosable por tu conducta.
Allen Guelzo, autor del libro “Edwards sobre la volundad: Un siglo de debate teológico americano” dice. “El Calvinismo es la foto grande del Cristianismo” y “Está menos interesado en preguntar por qué Dios permite que cosas malas les ocurran a las personas buenas, y más bien pregunta si en realidad hay gente que sea buena genuinamente”.
La predestinación es algo que los Nuevos Calvinistas consideran parte de su actitud al respecto de la Biblia: “O lo tomas todo, no tomes nada”
Continúa el profesor Bray diciendo: “Hoy en día tenemos más Biblias y más guías de estudio bíblico que en toda la historia, pero las personas conocen menos del texto bíblico que nunca. Esto es desastroso, el enfoque de Calvino en la predicación expositiva es más necesario que nunca”.
En la CHBC, muchos miembros afirman que se convirtieron en Cristianos de verdad solo después de que algún amigo estudió la Biblia versículo por versículo con ellos. Connie Brown, una maestra de Kindergarten dice: “Mientras estudiaba la Biblia, pude ver que Dios tenía todas las razones para enviarme al infierno, Dios me quebrantó y renovó mi corazón”.
Los Nuevos Calvinistas hablan muchísimo de su pecado. A pesar de eso – o por causa de ello” – no muestran culpa, sino gran gozo. La explicación que dan: Si minimizamos nuestra pecaminosidad, llegaremos a minimizar también nuestra gratitud por la magnitud del amor y perdón de Dios.
Muchos miembros fueron traídos a CHBC precisamente porque habían sido “convencidos de sus pecados”pero se frustraron al escuchar predicaciones diluidas. La señora Jessica Sandle, una subdirectora de Escuela dice: que el pastor de la iglesia a la que perteneció antes, había leído cierto libro sobre “cómo llenar las bancas” y entonces dejó de hablar del pecado y de por qué necesitamos a Dios.
Otro congregante, que no nos dio su nombre porque está optando por un puesto público, dijo: “Fui a otras igleisas, y salía sintiéndome bien, pero hambriento, los sermones eran misericordiosamente cortos, pero no dejaban por fuera el evangelio, nunca era convencido de mi pecado… aquí tus deficiencias quedan al descubierto”.
Finalmente, el Calvinismo contrasta como las formas de evangelicalismo más atractivas donde se enfatiza “Jesús es mi amigo” y esto le diferencia mucho del resto del mundo de la Fe. El escritor de best seller Phyllis Tickle considera este nuevo interés en el Calvinismo como la primera fase en contra de la última tendencia de la religión dominante de hoy: el levantamiento del Cristianismo Emergente.
El Cristianismo Emergente, lo cual ella identifica como una tendencia que ocurre cada 500 años, no es tanto una doctrina o un movimiento como una actitud post-moderna hacia la religión misma. No está claramente organizado, pero valora la experimentación por encima de las reglas tradicionales y de la práctica Cristiana.
Cuando las cosas llegan a este punto, dice la Sra. Tickle, “siempre hay quiéne reconocen la necesidad absoluta de reglas y de un fundamento”.
O como lo dice la Sra Hagopian, con un claro compromiso calvinista: “La filosofía del Cristianismo Americano está muy lejos de la verdad bíblica”.
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