Parecerá repetitivo para algunos el tema que quiero exponer en esta ocasión, pero los comentarios que sigo escuchando en muchas partes con respecto a la Reforma y a lo que pretendemos los que estamos impulsando la Reforma en las iglesias, me ha hecho pensar que es necesario seguir aclarando cuál es nuestro interés. La reforma no se adhiere a principios que algún hombre solitario en la historia quiso abrazar, sino a principios que por siglos, los verdaderos cristianos han defendido, en atención al llamado apostólico de Judas 3.
Entonces, voy a describir primero lo que la Reforma NO significa y algunos entendimientos incorrectos sobre la reforma.
1. La reforma NO propone modificaciones innovadoras, desconocidas para la iglesia en siglos anteriores.
2. La reforma NO afirma que antes de nosotros nadie ha entendido correctamente el Evangelio, ni que el verdadero Evangelio estuvo oculto hasta que cierto personaje lo re-descubrió. Eso lo hacen las sectas.
3. La reforma NO obliga a desechar todas las tradiciones, solamente aquellas que son contrarias a las Escrituras
3. La reforma NO obliga a desechar todas las tradiciones, solamente aquellas que son contrarias a las Escrituras
4. La reforma NO afirma que los Reformadores del siglo 16 sean infalibles o que no cometieron errores
Lo que queremos dar a entender cuando propiciamos la Reforma o que hablamos de extender la llama de la Reforma es lo siguiente:
1. Las iglesias no necesitan innovaciones ni nuevos métodos producidos por la mente humana, así como tampoco la implementación de algún “nuevo mover” del Espíritu Santo basado en prácticas sensacionalistas o emocionales. Lo que la Iglesia SÍ necesita es volver al modelo sencillo de la iglesia primitiva, a la doctrina de los apóstoles y a la predicación pura del Evangelio.
2. La reforma, lejos de pensar que nadie antes ha entendido el Evangelio, promueve la lectura de los escritos de todos los hombres de Dios que durante siglos defendieron la pureza del Evangelio, pero sobre todo, volver a la autoridad y suficiencia de las Escrituras.
3. La reforma urge a las iglesias a abandonar las prácticas y costumbres que se han añadido a la iglesia, que no tienen un claro apoyo escritural y a incluir las prácticas que, por negligencia y conveniencia, se han dejado de lado, pero que corresponden a mandamientos claros del Señor.
4. La reforma reconoce en los Reformadores del siglo 16 a hombres providencialmente usados por Dios para despertar las conciencias de muchos y romper el monopolio y el gobierno déspota de Roma sobre las conciencias de los cristianos. Imitaremos a estos hombres en cuanto ellos fueron imitadores de Cristo, pero no les seguimos ciegamente.
2. La reforma, lejos de pensar que nadie antes ha entendido el Evangelio, promueve la lectura de los escritos de todos los hombres de Dios que durante siglos defendieron la pureza del Evangelio, pero sobre todo, volver a la autoridad y suficiencia de las Escrituras.
3. La reforma urge a las iglesias a abandonar las prácticas y costumbres que se han añadido a la iglesia, que no tienen un claro apoyo escritural y a incluir las prácticas que, por negligencia y conveniencia, se han dejado de lado, pero que corresponden a mandamientos claros del Señor.
4. La reforma reconoce en los Reformadores del siglo 16 a hombres providencialmente usados por Dios para despertar las conciencias de muchos y romper el monopolio y el gobierno déspota de Roma sobre las conciencias de los cristianos. Imitaremos a estos hombres en cuanto ellos fueron imitadores de Cristo, pero no les seguimos ciegamente.
La reforma utilizó ciertos lemas que identificaron los principios de este movimiento, el cual consideramos el mayor avivamiento en toda la historia de la Iglesia. Los lemas fueron estos:
SOLA SCRIPTURA.
Los reformadores urgieron a la Iglesia a volver a las Escrituras y a regirse únicamente por ellas, rechazando la autoridad de concilios y cualquier líder religioso que contradijera en alguna forma los princpios bíblicos.
Reconocemos a las Sagradas Escrituras como la única regla de fe y de práctica. Reconocemos que la Biblia es suficiente, que no necesitamos ninguna revelación adicional y que ningún ser humano, ninguna organización o iglesia tiene autoridad igual ni superior a las Escrituras. Dios ha revelado en la Biblia todo lo necesario que debemos conocer sobre Él y todo lo que Él pide de nosotros.
Reconocemos a las Sagradas Escrituras como la única regla de fe y de práctica. Reconocemos que la Biblia es suficiente, que no necesitamos ninguna revelación adicional y que ningún ser humano, ninguna organización o iglesia tiene autoridad igual ni superior a las Escrituras. Dios ha revelado en la Biblia todo lo necesario que debemos conocer sobre Él y todo lo que Él pide de nosotros.
SOLA GRATIA
Los reformadores afirmaron que la salvación era un regalo inmerecido, otorgado por Dios y que era solamente obra de Dios. Las obras de los hombres no tienen ningún mérito en cuanto a la salvación. Dios salva a los pecadores para la alabanza de la gloria de Su gracia. Los que son salvados deben atribuir a la gracia de Dios tanto la fe, como el arrepentimiento y las buenas obras que surgen de una fe genuina.
SOLA FIDE
El instrumento de la justificación es la fe, por medio de la fe, al indigno pecador le es imputada la justicia de Cristo, porque Su sacrificio fue vicario, es decir, en substitución de los creyentes. No puede será condenado el que está en Cristo Jesús.
SOLUS CHRISTUS Cristo es el único camino al Padre, Cristo es el único mediador, no hay otro medio de salvación, no hay salvación aparte de Cristo, ni puede alguien ser salvo a menos que crea con fe genuina en el único Salvador Jesucristo. Jesucristo nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención.
SOLI DEO GLORIA Dios es el único merecedor de gloria, honra y alabanza. El evangelio verdadero debe ser teo-céntrico y no homocéntrico, es decir, lo que importa es conocer a Dios, disfrutar de Él y glorificarle con todo lo que hacemos. En vez de presentar un mensaje enfocado en el hombre y sus necesidades, procuramos enfocar todo lo que hacemos dentro y fuera de la iglesia en procurar que el nombre de Dios sea santificado. Rechazamos el enfoque católico romano del libre albedrío que pretende dar al hombre la capacidad de agradar a Dios o tomar decisiones espirituales correctas, sin la previa acción del Espíritu Santo y tampoco creemos que el hombre pueda dejar de rechazar el Evangelio hasta que el Espíritu Santo transforme su corazón. La inversión de este orden en la predicación del evangelio, disminuye la gloria de Dios y da méritos al hombre y a su voluntad.
—
Casi todos los reformadores escribieron en forma extensa, pero el que esquematizó la doctrina bíblica de un forma excelente fue Juan Calvino con la publicación de su magna obra: La Institución de la Religión Cristiana.
Para tener una mejor comprensión de los conflictos teológicos que surgieron después y cómo se defendieron los teólogos reformados, les invito a leer el siguiente documento.
Es muy importante informarse y ahora con la poderosa herramienta de Internet, no tenemos excusa para permanecer ignorantes.
Por Alexander León.
Iglesia Bautista Reformada de los Lagos, Heredia- Costa Rica.
Tomado del Blog http://elcaminoangosto.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario