sábado, 21 de mayo de 2016

Ante la crisis en Venezuela, ¿Puedo aprender a contentarme?

No creo exagerar al afirmar que en los actuales momentos vivimos tiempos críticos para el desarrollo de nuestra vida cotidiana en Venezuela. De alguna manera los problemas sociales y económicos penetran las distintas esferas de la sociedad. Y los cristianos no somos la excepción. 

Muchos venezolanos dan la sensación que estos tiempos son tan insoportables que no hay espacio para estar contentos y satisfechos, y la verdad es que en ocasiones pareciera que fuese así, un simple vistazo basta para imaginarse tal escenario; largas colas para conseguir alimentos, escases de medicinas, recortes del suministro eléctrico, economía inestable, y la inseguridad, son algunos elementos que agudizan el cuadro. Es un panorama que nos insta a salir corriendo… 


Es en este punto donde siempre debemos mirar las escrituras para no desesperarnos ni desesperanzarnos. Pablo nos comparte su experiencia de como las aflicciones de este mundo también le afectaron y como lidió con ellas. 

“No que hable porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación. 4:12 Sé vivir en pobreza, y sé vivir en prosperidad; en todo y por todo he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como de sufrir necesidad. 4:13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” BLA. (énfasis en negrillas mío) 

Pablo no escribió estas palabras en una suite cinco estrellas en Roma, esperando ser nombrado embajador o para ser más realistas, tampoco lo hizo desde la comodidad de su tienda. Al contrario, lo escribió desde una cárcel, en condiciones extremas –la ayuda que recibió nos da una idea de las carencias- y aún así, él anima a los Filipenses con estas palabras. La vida de Pablo fue todo menos placentera; azotado casi hasta la muerte, en naufragio, abandonados por sus amigos, malinterpretado, acusado injustamente entre otros… 

Aun así, nos enseña cual es la fuente de ese aprendizaje: Cristo. En palabras literales de él: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” Cristo es la fuente de todo bien. Alguien traducía este versículo de la siguiente manera: “Soy fuerte para hacer todas cosas en Aquel que constantemente me infunde fuerzas”. Dios coloco a Pablo a vivir en esa época, bajo esas condiciones por su soberana voluntad. Esta aceptación de la soberanía de Dios es el primer paso para aprender el secreto de vivir como Pablo vivió. Él entendió que las circunstancias no las controlaba, sino Dios. Lo mismo ocurre con nosotros, Dios por su soberana voluntad, nos ha colocado en esta época bajo estas circunstancias. Así que, en estos tiempos ¿qué debemos hacer? Varias cosas, pero una de ellas es sin lugar a dudas, “aprender a contentarte cualquiera que sea tu situación”. Es decir, aprende el secreto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como de padecer necesidad. Acepta con gozo la voluntad de Dios para tu vida. 

En otra ocasión, conoceremos la otra cara del secreto de vivir como Pablo vivió, pero por ahora quisiera dejarlos con unas recomendaciones que me ayudaron hace muchos años a lidiar con estos asuntos de la falta de contentamiento. Aún los sigo aplicando en la vida diaria. Esto es una receta para el contentamiento por Elsa Spees: 

Nunca te permitas quejarte de nada, ni siquiera del clima.
Nunca te imagines a ti mismo en otras circunstancias o en otro lugar.
Nunca compares con otro lo que te ha tocado.
Nunca te permitas desear que esto o aquello hubiese sido de otra manera.
Nunca vivas pendiente del mañana, recuerda que el mañana es de Dios y no nuestro.

Los ojos de Elsa estaban puestos en la eternidad, ojalá el de los cristianos de este hermoso país, también lo esté de igual manera, y aprovechen esta oportunidad para glorificar el nombre de nuestro buen Dios.

No hay comentarios:

AddThis

Bookmark and Share