jueves, 22 de abril de 2010

La importancia de no Estudiar Teología


Por: Carl Trueman
(Tomado de Themelios, Edición 35; Referido por Eduardo en Sujetos a la Roca)

Me deleité tanto leyendo este artículo que decidí compartir algunos párrafos con los que leen este blog. Pasé un buen rato feliz leyéndolo, creo, porque tiene que ver íntimamente con el uso que le hago al estudio y exégesis de los textos de la Biblia, y a  la lectura de comentarios y libros de teología: Beneficiar mi salvación, aumentar mi fe, mi esperanza, y hacer más ardiente y deliciosa mi adoración; y todo eso así producido y elaborado, formando parte de mi trabajo en  la iglesia del Señor Jesucristo. Pero primero que todo,  para ser un mejor creyente cristiano. Debieran leer todo el artículo los estudiantes en los seminarios y los pastores nóveles, principalmente, no sea que si no pierden la honestidad en su profesión, lloren detrás de los menos brillantes miembros de la iglesia queriendo cambiar una tonelada de teología acumulada con los años por una onza de la fe de ellos.


“Además  el estudio de la teología de modo abstracto puede conducir a tener como objetivo ella misma. A Lutero una vez se le preguntó qué diferencia había en los que él creía y en lo que creía el Papa. En cierto nivel, contestó, no hay diferencia: los dos creemos en Cristo, el Hijo del Dios, que vino a la tierra, se hizo carne, murió en la cruz, se levantó de los muertos, ascendió el cielo y regresará. ¿Dónde está la diferencia? En que yo creo que él hizo estas cosas por mí, fue la respuesta de Lutero.

“El aspecto que Lutero estaba destacando era hacer ver que el  Papa poseía una teología objetiva en el sentido de que ya no poseía esa dimensión personal que hizo que él revisara su propia comprensión de sí mismo y, últimamente, resultara en adoración y reverencia. Al principio de los Institutos de Calvino, encontramos lo mismo, su  declaración en cuanto a la íntima conexión e interdependencia sobre el conocimiento que tenemos de Dios y de nosotros mismos: No tiene nada que ver cómo algunas veces se ha argumentado, con la moderna preocupación por la contextualización, pero sí con la conexión de nuestra identidad y la de Dios, obligándonos a pensar que la teología no es algo abstracto y desconectado de lo que somos delante de Dios.
La respuesta a esa equivocación no es abandonar la meta en el estudio de la teología; es más bien convertir el estudio de la teología en nuestra meta. Tenemos la tendencia equivocada de hacer de lo que aprendemos cada día lo más importante. Sin embargo esto confunde el verdadero proceso cronológico de aprender con el orden real de las cosas. El estudio de la teología no consiste en un movimiento y persecución más allá desde donde comenzamos nuestras vidas cristianas; consiste más bien en una reflexión sobre el fundamento sobre cual ya somos cristianos. Aunque parezca extraño decirlo el fin es el mismo principio. Comienzo confesando con mi boca que Jesucristo es el Señor y creyendo en mi corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, y puede estar seguro que nunca voy más allá de eso. Toda mi teología, todo mi estudio, es simplemente una reflexión de todo lo que descansa detrás de esa confesión. Así, nunca voy más allá de la alabanza, nunca dejo detrás la adoración del Dios viviente; lo que hago es aprender más y más acerca de la profundidad de esos fundamentos sobre los cuales la alabanza y la adoración descansan, y que también todos los creyentes comparten comenzando desde el más brillante hasta el más humilde".
Publicado por Humberto Perez en 09:07 http://www.blogger.com/img/icon18_email.gif

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